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La diputada María Fernádez que tuvo polio por falta de vacuna y hoy es voz contra Covid19.

Más allá de la vacunación, María es un ejemplo de superación y de cómo a pesar de tener una dificultad para su movilidad, ingresó en la política y más específicamente en la difícil ca­rrera para ser diputada.

Por PAUL MATHIASEN
Santo Domingo, RD. Vacunarse es una de­cisión voluntaria que cada persona puede tomar. Pero esta de­cisión puede salvar o condicionar una vida.


Esto último le sucedió a María Mercedes Fernández, actual di­putada de la provincia Monseñor Nouel, quien poco después de cum­plir un año de vida sufrió poliomie­litis por la falta de una vacuna, una enfermedad hoy prácticamente erradicada en el país.

A la distancia el ritmo de su ca­minar es fácil de identificar: un pa­so tiende a escucharse más pausa­do que el otro y cuando ya está a la vista se observan las dificultades motoras en su pierna derecha, una condicionante que le dejó el polio, pero que no ha sido un impedimen­to para desarrollarse en su vida.

“Nunca me llevaron al médico y me terminó afectando la médu­la, por eso yo tengo el problema en la pierna derecha, pero superé esa etapa”, comenta la legisladora.

Y es que la enfermedad llegó en un momento de su vida donde era vulnerable, además de que se tra­tó de una época donde las familias que vivían en zonas rurales no te­nían tantas facilidades para acce­der al sistema de salud y le resta­ban importancia a la aparición de síntomas o indicios de una enfer­medad.

“Cuando a mí me dio polio mi familia vivía en una loma, la Lo­ma del Llano, junto a mis 10 her­manos. Yo estaba enferma, tenía un año y dos meses. Dejé de cami­nar, me daba mucha fiebre, pero en el campo lo que hacían era que me santiguaban, (decían) que era mal de ojo, que era esto o aquello”, re­cuerda Fernández.

En ese entonces, la legisladora recuerda que la mantuvieron en casa, pensando que en algún mo­mento se recuperaría y volvería a caminar, pero cuando terminó la fiebre y aun no podía dar siquiera un paso, su familia tomó acción.

“Cuando vieron que la fiebre había pasado pero no podía cami­nar, fue que decidieron traerme a la capital, al Morgan (Hospital Luis Eduardo Aybar) y ahí les dijeron que ‘esa niña tiene polio. Dele gra­cias a Dios que está viva, ya que la mayoría se han muerto’”, continuó rememorando la legisladora, al tiempo que señaló que cuando tu­vo la enfermedad (año 1958) ha­bía una “pandemia de polio” en el país.

“A mí me dio cuando le dio a Celso Marranzini… Yo dije que por gracia de Dios me salve, ya que nunca me llevaron al médico”, di­ce.

Más adelante María superó el polio y a pesar de los problemas que le dejó en su pierna derecha, pudo hacer una vida normal. Ob­tuvo el título de Doctora en Me­dicina en la Universidad Autóno­ma de Santo Domingo (UASD), se casó, tuvo hijos y en la actualidad atraviesa su tercer ciclo consecu­tivo en la Cámara de Diputados, donde suele ser una de las voces más autorizadas y escuchadas en materia de salud.

Ahora, en tiempos de pandemia y ante la especulación de las perso­nas sobre si colocarse la vacuna o no, la diputada pone en tapete su historia y cómo una vacuna la con­dicionó para toda su vida.

“Si a mí me hubieran vacuna­do contra la poliomielitis no tuvie­ra el problema ortopédico que hoy tengo”, dice de forma contundente Fernández.

A esto, y en su condición de médica, con especialidad en epi­demiología, recuerda a las perso­nas que el vacunarse de una enfer­medad es una actividad necesaria (pero voluntaria) y común en la sociedad actual.

“Hay que vacunarse. El niño se vacuna cuando nace contra la tu­berculosis, polio, sarampión, té­tano, tosferina, hepatitis B… en­tonces cuando llega una nueva enfermedad y si llega una vacuna, debemos vacunarnos”, comenta.

La también galeno dice que a veces por desconocimiento, las personas temen ponerse la vacu­na y exhorta hacer “una campaña” para explicar cómo funciona.

“No toda la población se va a vacunar, porque no van a querer y hay que respetarle ese derecho. Ahora, sí hay que explicar y educar y decir porqué el beneficio de la vacuna. Se ha hecho una mala pro­paganda, porque tanto Pfizer co­mo AstraZeneca son muy buenos laboratorios”, destaca.

Su confianza ante la vacuna es tal, que la diputada asegura que sus 10 hermanos (que viven en Es­tados Unidos) ya se la han coloca­do: “Ellos se han vacunados todos, con la segunda dosis, y están en perfecto estado, no tuvieron nin­gún tipo de reacción”, nos cuenta en el Congreso Nacional.

Política

Más allá de la vacunación, María es un ejemplo de superación y de cómo a pesar de tener una dificultad para su movilidad, ingresó en la política y más específicamente en la difícil ca­rrera para ser diputada.

Sus inicios en la política se re­toman al año 1991, cuando era directora de área de un hospital en su provincia y a causa de una huelga se quedó sin personal. En ese momento, María tuvo que es­tar presente y auxiliando todas las áreas del hospital: “Estaba sola cu­briendo todas las áreas y tenía que hacerlo todo, hasta lavar los instru­mentos y medicar a los pacientes”.

Y debido a esa situación, pidió hablar con el presidente de enton­ces, Joaquín Balaguer, quien no so­lo la recibió en su despacho, sino que le otorgó al hospital 12 mé­dicos militares y el incremento de una subvención que recibían de 27 mil pesos a 97 mil.

“Después vino una campaña política y dije bueno, yo le debo a este señor que en el momento que más lo necesité me abrió la puerta. Déjame comenzar a bus­carle un par de votos al doctor y comencé pero sin estar inscrita a ningún partido político, luego me inscribí en el Partido Reformista Social Cristiano (PRSC)”, recuer­da la legisladora.

Tiempo después, en el año 2010, aspiró y ganó su primera diputación con el PRSC, organi­zación de la cual más tarde se se­paró por diferencias con las deci­siones de su directiva, y pasó al Partido de la Liberación Domini­cana (PLD) con quienes repitió en el cargo en las elecciones del 2016 y 2020.

Fernández reconoce que las campañas políticas en las cuales ha estado han tenido sus compli­caciones, pero no por su movili­dad, si no por ser mujer. “La cam­paña política para las mujeres es un poco más difícil, porque com­piten con los hombres y porque yo tenía que cumplir con mi tra­bajo, tenía que atender a mi fami­lia y hacer la campaña”, dice.

Lo que curiosamente admite, es que el polio resultó ser una ventaja, más que una desventaja.

“El polio me ayudó mucho, yo le decía a los hombres con los que competía que me dejaran, me dieran un chin de gabela, que me dejaran un chin más al paso… las campañas se ganan con tres co­sas: trabajando, trabajando y tra­bajando”, expresa la legisladora.

Y al igual que su condición de salud, su profesión como docto­ra y la asistencia que brindó en el tiempo que fue directora de área en el hospital en su natal Monse­ñor Nouel, le dieron un impulso adicional en sus aspiraciones co­mo legisladora.

“Los médicos tenemos esa venta­ja, que el paciente se queda eterna­mente agradecido y van y le echan ese voto a su médico, a su doctora, a la que me hizo el parto, a la que me atendió el niño y a mí me pasó mucho y agradezco eternamente al pueblo por confiar en mi”, dice.

Cámara de Diputados

En su primer ciclo como diputa­da (2010-2016) María Fernán­dez fue presidenta de la comisión permanente de Seguridad Social, y dentro de los trabajos que reali­zó bajo ese cargo, recuerda dos en específico.

“Yo cuando asumo algo lo asu­mo con mucha responsabilidad, yo fui presidente de la comisión de se­guridad social durante 6 años, en donde nosotros conseguimos una pensión humanitaria, de solidari­dad, que le solicitamos al presiden­te de ese entonces, Leonel Fernán­dez, para los cañeros. Aquí fueron 3,000 personas que nosotros solici­tamos para los cañeros una pensión humanitaria y se les fue concedida por el entonces presidente”, desta­có Fernández.

De igual manera, recordó que también lograron subir la cantidad de dinero que otorgaban los seguros de salud para medicinas, pasando de los tres mil pesos a los ocho mil.

En la actualidad y luego de lo­grar en 2015 la construcción de un moderno hospital en su provincia, que finalizó el pasado año 2020, María Fernández solicitó reciente­mente la construcción de unas 700 casas en distintos puntos de su pro­vincia, ante un “déficit habitacio­nal” que afecta su zona.

“Pero ante todo me gustaría que el señor presidente vea mi interven­ción. En Bonao necesitamos inver­sionistas, que vayan a instalarse en Bonao, tenemos una zona franca, tenemos el espacio y las naves es­tán ahí, solo hay que remodelar las naves y poder crear empleos que permitan a las personas trabajar y salir adelante”, concluyó.

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