Con la inducción de Beltré, en ese período de 10 años y nueve exaltaciones, Latinoamérica ha conseguido el ingreso de al menos uno de sus expeloteros en seis de esas ceremonias
Adrian Beltré tendrá la gorra de los Vigilantes de Texas en su placa de Cooperstown.FUENTE EXTERNA
Por AGENCIA EFE/ Redacción Deportes
Adrián Beltré se convertirá en el quinto pelotero dominicano en alcanzar la gloria eterna en el Salón de la Fama de la MLB de Cooperstown, donde este domingo su nombre aparecerá al lado de leyendas de la República Dominicana como David Ortiz, Pedro Martínez, Vladimir Guerrero y Juan Marichal.
Con su presencia en la Clase de 2024 del Salón de la Fama, el número de jugadores latinoamericanos que alcanzaron la inmortalidad en la MLB se eleva a 19.
Es un dato relevante y al alza, si se considera que un 47.3 % de estos peloteros fue elegido en los últimos diez años.
Desde el año 2015, cuando el lanzador dominicano Pedro Martínez ingresó a la inmortalidad con la gorra de los Medias Rojas de Boston, la MLB ha visto celebrar 10 ceremonias al Salón de la Fama, logrando la selección de por lo menos un exjugador en nueve de ellas, a excepción de 2019, cuando ninguno de los aspirantes en la boleta alcanzó el 75 %, necesario para lograr su pase al templo del béisbol en Cooperstown.
Con la inducción de Beltré, en ese período de 10 años y nueve exaltaciones, Latinoamérica ha conseguido el ingreso de al menos uno de sus expeloteros en seis de esas ceremonias, lo que significa que en un 66,6 % de esas elecciones, un exjugador latino fue distinguido con el más alto reconocimiento que otorga el béisbol estadounidense a las figuras que han dejado su huella histórica en su recorrido por las Grandes Ligas.
Desde que el puertorriqueño Roberto Clemente abriera las puertas del Salón de la Fama a Latinoamérica en el año 1973, en ningún período de la historia los jugadores latinos habían logrado el nivel de reconocimiento, como el que han alcanzado en la última década.
Después de Martínez (2015), han logrado colgar sus placas en el Olimpo del béisbol, el puertorriqueño Iván Rodríguez (2017); Vladimir Guerrero (2018); el panameño Mariano Rivera y el boricua Edgar Martínez (2019); David Ortiz, y los cubanos Minnie Miñoso y Tony Oliva (2022), y ahora lo hace Beltré.
Aunque no hubo una selección latina en las ediciones de 2016, 2020 y 2023, con estas nueve figuras que fueron seleccionadas a la inmortalidad dentro del total de 29 exjugadores, América Latina promedia un expelotero exaltado por ceremonia en este período de tiempo.
En este proceso, Martínez, Rodríguez, Guerrero, Rivera, Ortiz y Beltré fueron escogidos mediante la votación de las Asociación de Escritores de Béisbol de América (BBWAA, en inglés), mientras que Miñoso y Oliva lo hicieron mediante el Comité de Veteranos.
No es solo que el pelotero latinoamericano ha sido reconocido durante estos 10 años, sino que lo ha sido al más alto nivel, situando al excerrador de los Yanquis, el panameño Mariano Rivera, como el único en lograr la perfección (100 %) en la votación de los escritores para el ingreso a la inmortalidad.
Las figuras antes mencionadas han unido sus nombres en el Salón de la Fama de Grandes Ligas, a los de los cubanos Martín Dihigo (1977), Tany Pérez (2000), José Méndez (2006) y Cristóbal Torriente (2006); al del dominicano Juan Marichal (1983), al del venezolano Luis Aparicio (1984), y al del panameño Rod Carew (1991), así como también a los de los puertorriqueños Orlando Cepeda (1999) y Roberto Alomar (2011).
Con su presencia en la Clase de 2024 del Salón de la Fama, el número de jugadores latinoamericanos que alcanzaron la inmortalidad en la MLB se eleva a 19.
Es un dato relevante y al alza, si se considera que un 47.3 % de estos peloteros fue elegido en los últimos diez años.
Desde el año 2015, cuando el lanzador dominicano Pedro Martínez ingresó a la inmortalidad con la gorra de los Medias Rojas de Boston, la MLB ha visto celebrar 10 ceremonias al Salón de la Fama, logrando la selección de por lo menos un exjugador en nueve de ellas, a excepción de 2019, cuando ninguno de los aspirantes en la boleta alcanzó el 75 %, necesario para lograr su pase al templo del béisbol en Cooperstown.
Con la inducción de Beltré, en ese período de 10 años y nueve exaltaciones, Latinoamérica ha conseguido el ingreso de al menos uno de sus expeloteros en seis de esas ceremonias, lo que significa que en un 66,6 % de esas elecciones, un exjugador latino fue distinguido con el más alto reconocimiento que otorga el béisbol estadounidense a las figuras que han dejado su huella histórica en su recorrido por las Grandes Ligas.
Desde que el puertorriqueño Roberto Clemente abriera las puertas del Salón de la Fama a Latinoamérica en el año 1973, en ningún período de la historia los jugadores latinos habían logrado el nivel de reconocimiento, como el que han alcanzado en la última década.
Después de Martínez (2015), han logrado colgar sus placas en el Olimpo del béisbol, el puertorriqueño Iván Rodríguez (2017); Vladimir Guerrero (2018); el panameño Mariano Rivera y el boricua Edgar Martínez (2019); David Ortiz, y los cubanos Minnie Miñoso y Tony Oliva (2022), y ahora lo hace Beltré.
Aunque no hubo una selección latina en las ediciones de 2016, 2020 y 2023, con estas nueve figuras que fueron seleccionadas a la inmortalidad dentro del total de 29 exjugadores, América Latina promedia un expelotero exaltado por ceremonia en este período de tiempo.
En este proceso, Martínez, Rodríguez, Guerrero, Rivera, Ortiz y Beltré fueron escogidos mediante la votación de las Asociación de Escritores de Béisbol de América (BBWAA, en inglés), mientras que Miñoso y Oliva lo hicieron mediante el Comité de Veteranos.
No es solo que el pelotero latinoamericano ha sido reconocido durante estos 10 años, sino que lo ha sido al más alto nivel, situando al excerrador de los Yanquis, el panameño Mariano Rivera, como el único en lograr la perfección (100 %) en la votación de los escritores para el ingreso a la inmortalidad.
Las figuras antes mencionadas han unido sus nombres en el Salón de la Fama de Grandes Ligas, a los de los cubanos Martín Dihigo (1977), Tany Pérez (2000), José Méndez (2006) y Cristóbal Torriente (2006); al del dominicano Juan Marichal (1983), al del venezolano Luis Aparicio (1984), y al del panameño Rod Carew (1991), así como también a los de los puertorriqueños Orlando Cepeda (1999) y Roberto Alomar (2011).
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