Opinión: Hasta que nos toca
Las Actuales RD
Resulta normal llegar a lugares sin saludar, entrar a un ascensor y ni mirarse con gesto de agrado. Eso se ha perdido. Lo peor es que esa indiferencia solo es hasta que nos toca.
Por Víctor Eddy Mateo Vásquez
El ser humano ha decidido dar la espalda a su propia especie, sin pensar en las consecuencias de su ignorancia. A diario millones de personas miran con indiferencia a otras. En general, la familia como primer ejemplo de sociedad y convivencia no es la misma de años atrás. Los almuerzos al mediodía son entre pocos y gran mayoría entre ningunos. La especie ha decidido que el mundo vaya más rápido y le ha dado prioridad a otros asuntos banales.
Por su lado, el vecino de antes ya no existe; el de hoy dejó de ser casi un familiar, para convertirse en un enemigo. Solo basta escuchar los comentarios de condómines sobre cuestiones de parqueos, ruidos y falta de pago de cuotas de mantenimiento. Las críticas llueven, porque sencillamente la especie dejó atrás la tradición y la costumbre del vecino de antes. Sin embargo, siempre habrá excepciones.
Y ni se diga del tránsito; ahí se paran las aguas. El afán es llegar primero respetando el derecho de otros conductores y transeúntes. Poco importa si una ambulancia viene con premura, lo que inmediatamente llega a la mente es que eso es mentira, no hay existe tal emergencia. Incluso, hay quienes abren paso solo para colocarse detrás de dichos vehículos para ir más rápidos a sus destinos.
En fin, más que un escrito de pesimismo de la sociedad que hoy vivimos, se trata de una humilde reflexión sobre lo que diariamente acontece. Resulta normal llegar a lugares sin saludar, entrar a un ascensor y ni mirarse con gesto de agrado. Eso se ha perdido. Lo peor es que esa indiferencia solo es hasta que nos toca. Cuando la indiferencia es hacia nosotros sí nos importa y nos preguntamos por qué la gente es así.
Resulta normal llegar a lugares sin saludar, entrar a un ascensor y ni mirarse con gesto de agrado. Eso se ha perdido. Lo peor es que esa indiferencia solo es hasta que nos toca.
Por Víctor Eddy Mateo Vásquez
El ser humano ha decidido dar la espalda a su propia especie, sin pensar en las consecuencias de su ignorancia. A diario millones de personas miran con indiferencia a otras. En general, la familia como primer ejemplo de sociedad y convivencia no es la misma de años atrás. Los almuerzos al mediodía son entre pocos y gran mayoría entre ningunos. La especie ha decidido que el mundo vaya más rápido y le ha dado prioridad a otros asuntos banales.
Por su lado, el vecino de antes ya no existe; el de hoy dejó de ser casi un familiar, para convertirse en un enemigo. Solo basta escuchar los comentarios de condómines sobre cuestiones de parqueos, ruidos y falta de pago de cuotas de mantenimiento. Las críticas llueven, porque sencillamente la especie dejó atrás la tradición y la costumbre del vecino de antes. Sin embargo, siempre habrá excepciones.
Y ni se diga del tránsito; ahí se paran las aguas. El afán es llegar primero respetando el derecho de otros conductores y transeúntes. Poco importa si una ambulancia viene con premura, lo que inmediatamente llega a la mente es que eso es mentira, no hay existe tal emergencia. Incluso, hay quienes abren paso solo para colocarse detrás de dichos vehículos para ir más rápidos a sus destinos.
En fin, más que un escrito de pesimismo de la sociedad que hoy vivimos, se trata de una humilde reflexión sobre lo que diariamente acontece. Resulta normal llegar a lugares sin saludar, entrar a un ascensor y ni mirarse con gesto de agrado. Eso se ha perdido. Lo peor es que esa indiferencia solo es hasta que nos toca. Cuando la indiferencia es hacia nosotros sí nos importa y nos preguntamos por qué la gente es así.
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