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Barrio 27 de Febrero: Las pandillas están al asecho de estudiantes

Las Actuales RD


El director del Listín Diario, Miguel Franjul, conversa con estudiantes de la Escuela Básica Héctor José Díaz sobre sus sueños y preocupaciones.Jorge Luis Martínez / listÍn diario
Por Audry Trinidad
Santo Domingo, RD. El derecho de una educación de calidad, como lo establece la Constitución dominicana, peligra en el barrio 27 de Febrero del Distrito Nacional, donde los niños y adolescentes no cuentan con una escuela en dignas condiciones para su desarrollo integral.

Ubicada en la calle Luis Reyes Acosta del barrio capitalino, la Escuela Básica Héctor José Díaz no puede enseñar a los más de 300 estudiantes que acuden a sus estrechas aulas, una educación que garantice su crecimiento en las distintas áreas del saber, ya que no cuentan con plantel donde puedan realizar actividades culturales, deportivas o recreativas.

La directora del centro educativo, Dorka Rocío Báez, explicó que las condiciones en la que cientos de estudiantes reciben docencia no son favorables, mientras que tienen que rechazar el ingreso de nuevos alumnos porque no tienen el espacio suficiente para ser recibidos.

Rocío Báez sostuvo que la infraestructura donde funciona la escuela es un espacio rentado por el Ministerio de Educación (Minerd), el cual tiene una capacidad para 60 estudiantes, pero a veces reciben docencia hasta 175 por tanda.

A pesar de que la cabida de las aulas son para 12 estudiantes, los maestros imparten enseñanza a 27.

“Los estudiantes no pueden circular dentro del área porque están unidos unos a otros. A veces, para poder salir tienen que subirse encima de las butacas, y los maestros tampoco pueden pasear por la fila para ir observando el trabajo que van realizando los estudiantes”, detalló la directora del centro.

Dorka Rocío Báez indicó que el personal docente de la escuela hace “todo lo que está en nuestras manos” para que los estudiantes obtengan una educación de calidad, pero necesitan un plantel más amplio.

“En cuanto a la ampliación y a la visión de futuro, les enseñamos con acciones a nuestros estudiantes de que no tienen futuro, ¿por qué?, porque vienen de espacios reducidos que es donde viven, donde la calle tiene que ser el patio porque no tienen espacio donde jugar, y donde estudian es la misma condición en la cual se desarrollan día a día”, dijo Dorka Rocío Báez.

En la Parroquia Nuestra Señora de La Altagracia, se realizó el encuentro “Listín en el Barrio”, organizado por la Coordinadora de Organizaciones Barriales Don Bosco (Codonbosco) y encabezado por el director del diario, Miguel Franjul, el subdirector, Fabio Cabral y el editor en jefe, Juan Eduardo Thomas; allí se reunieron con el padre y representantes de juntas de vecinos de la localidad, quienes clamaron por la construcción de un centro educativo.


Los residentes piden que la escuela sea construida en el 27 de Febrero, ya que hay padres que por la distancia en las que se encuentran otros recintos educativos, optan por no llevar sus hijos a recibir docencia.

“La demanda de estudiantes no corresponde a la a la cantidad de planteles educativos y al tamaño de los planteles educativos que tiene la zona”, dijo Dorka Rocío.

La Escuela Básica Héctor José Díaz enfrenta desafíos desde hace años, en el año 2021 fue traslada por el Minerd hacia el recinto donde hoy opera, esto debido al deterioro que presentaba la infraestructura del antiguo centro.


En ese entonces, la escuela era una casa de zinc, con pupitres y pizarras en estado deplorable. Cuatro años después, pero en una ubicación distinta, los estudiantes del 27 de Febrero continúan recibiendo una educación a medias.

Pandillas en las escuelas

La construcción de una escuela es una necesidad que se ha convertido en urgencia ante la continua deserción de estudiantes que abandonan los estudios para dedicarse a cometer delitos en las calles.

La falta de un centro que cuente con las medidas de seguridad pertinentes, ha llevado a que los estudiantes conformen bandas o pandillas en los centros de estudio, donde muchos alumnos se ven influenciados por otros compañeros de mayor edad, y son arrastrados hacia los caminos de la delincuencia.

“Hay pandillas, hay bandas, algunos alumnos lamentablemente. Es cuestión de que son muchos los que viven en sitios estrecho, inhóspitos y aquí hay por aquí hay mucha delincuencia, entonces los más grandecitos lo han llevado a malos caminos”, dijo el padre de la Parroquia Nuestra Señora De La Altagracia, Francisco Antonio Castillo Montilla, cuya escuela parroquial tiene una matrícula de 500 estudiantes.

Castillo Montilla declaró que para combatir este mal, han llevado a la escuela parroquial miembros de la Dirección Policía Antipandillas para que impartan charlas a los estudiantes, ya que “han pasado situaciones de muchachos que vienen incluso de otros lugares, de otros barrios a querer tener problemas con alguno aquí”.

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