jueves, 31 de octubre de 2024

Osiris de León: «no hacemos caso a los impactos del cambio climático»

Las Actuales RD
Afirma el conocido y reconocido geólogo dominicano ante los impactos dejados por el fenómeno climático conocido como la Dana, en España
 Por Redacción Lupa del Sur







La DANA, un fenómeno en el que una masa de aire polar muy frío queda aislada y empieza a circular a altitudes muy elevadas (entre 5.000 y 9.000 metros), lejos de la influencia de la circulación de la atmósfera, fenómeno que afectó a Valencia, España, es señal de que no hacemos caso a los impactos del cambio climático, ha afirmado el conocido geólogo dominicano Osiris de León.

De León, colgó un mensaje en su cuenta de la red social X, @Osirisdleon el siguiente mensaje sobre el fenómeno de la naturaleza, que se conoce como DANA: «es una señal clara de que seguimos subestimando los impactos del cambio climático».

En su escueto, pero preocupante mensaje, el reputado experto, afirmó que lo que se ve en el país ibérico, sobre todo, en la ciudad de Valencia en las últimas 24 horas, con lluvias diluviales que han sorprendido a ciudadanos y autoridades que no estaban preparados para el evento, es que no atendemos a las señalas que nos da la naturaleza, previo a provocar eventos con impredecibles consecuencias como el ocurrido en España.


Lo que estamos viendo en Valencia en las últimas 24 horas, con lluvias diluviales que han sorprendido a ciudadanos y autoridades que no estaban preparados para el evento, es una señal clara de que seguimos subestimando los impactos del cambio climático.pic.twitter.com/1x34y4VIpG

— Osiris de León (@Osirisdleon) October 30, 2024

Término DANA y daños ocasionados
El término DANA empezaron a usarlos meteorólogos españoles hace algunas décadas para diferenciarlo de una “gota fría”, más genérico e impreciso y que suele utilizarse para hacer referencia a cualquier situación de lluvia intensa y abundante, sobre todo, cuando ocurre en la costa mediterránea de la Península Ibérica durante el otoño.

Sus daños, principalmente en València, adquieren proporciones apocalípticas. No es una frase para provocar el espectáculo ni tampoco el resultado de una exageración. Basta hacer un breve repaso a lo ocurrido desde el martes por la mañana para darse cuenta de su magnitud e impacto.

Hay casi un centenar de fallecidos; los desaparecidos también se cuentan por decenas; poblaciones permanecen incomunicadas; miles de rescatadas de su poder destructor del agua tras horas esperando en los tejados de los edificios o en los techos de sus carros o coches; casi 1,200 personas continuaban atrapadas este miércoles por la noche en diferentes puntos de las autovías A-3 y A-7, 24 tras horas suplicando por un rescate.

Además, miles de coches abandonados y destrozados en calles, carreteras y autovías de la ciudad; más de 70 carreteras cortadas o bloqueadas; daños materiales en numerosos pueblos son incalculables; más de 1,100 efectivos de la UME trabajan sobre el terreno; la cobertura de los móviles va y viene y la comunicación es complicada.

También; hay miles de personas sin electricidad y sin agua potable; la capital, València, es una ciudad a la que no se puede acceder por tierra desde el oeste ni desde el sur, o si se puede es con mucha dificultad; no hay trenes y muchos vuelos han tenido que ser desviados.

Esta es la consecuencia ocasionadas de un momento a otro, sin que hayan respuestas de una sociedad que parece no importarle cuáles son sus impactos y consecuencias, como las que tenemos actualmente tras el paso de DANA por esa localidad.

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